Después del "felices por siempre"
Por: María del Socorro Arbeláez
Un cuento de hadas es una historia ficticia que puede contener personajes como hadas, que ayudan a los personajes y brujas que están en su contra con hechizos y encantamientos. Invariablemente el final del cuento dejará una sensación de que los personajes vivirán felices para siempre.
Algunas parejas protagonizan su cuento de hadas a la inversa. Cuando se conocen, sienten corrientes eléctricas, taquicardia y el deseo inmenso de agradarse mutuamente, parece que éste deseo fuese un hechizo creado por hadas celestinas que quieren, por todos los medios, que sean felices y ellos, con todo su ser, crean situaciones que cada vez los alejan más de lo que son, pero que vuelven indispensable su proximidad, su visión ahora es color de rosa, la felicidad los abruma, el amor los inunda y su experiencia juntos es maravillosa.
El encantamiento consiste en pensar más en el otro que en sí mismo y cada uno intenta complacer a su amor inventando nuevas formas que sorprendan. Pero… hay un pero. La rutina, actuando como la bruja del cuento de hadas, trabaja día a día para que el encanto desaparezca, sabe que si agota la capacidad de asombro de los implicados, ellos volverán a ser como eran, y lo consigue. Llega el día en que se deja de ver perfecto a quien nunca fue perfecto, se descubren las diferencias, y los deseos de dominar al otro derrotan el respeto y la confianza, su visión rosa pasa por el gris y termina en negro, la felicidad se aleja, el amor intenta sobrevivir pero no lo logra.
Están atrapados en el infierno hasta que decidan separarse, y cuando lo hacen llevan a cuestas esta experiencia, donde los malos recuerdos prevalecen y olvidan el encantamiento de que fueron víctimas.
Las hadas no se quedan quietas, y a cada uno por su lado volverán a encantarlos y vuelven a protagonizar su cuento de hadas con nuevas parejas, con el deseo inmenso de no quedar enredados en un ciclo sin fin.